Ok. Estoy con un mega café en casa después de haber pasado por un análisis de sangre, de orina y radiografías varias. ¿Creen que finalmente decidí analizar medicamente mi condición en busca de la razón de tanta locura? No. Lamento desilusionarlos. Simplemente empecé los mil y un trámites que necesito para entrar a mi nuevo trabajo. Como era de esperarse uno de todo esos pasos a cumplir es el certificado de sanidad, que incluye odontología, oculista, cardiólogo, psicólogo (MIEDO. Asi, con mayúscula) y otras yerbas. Después me queda el tema de los antecedentes policiales, anses, certificados de estudio secundario, etc. etc.
Mucha fiaca.
El que quiere celeste que le cueste. Todo sea por entrar a la Justicia.
Así es. Hace 7 años empecé la carrera de derecho queriendo lograr lo que está a punto de concretarse. Me da un poco de miedo verbalizarlo porque cuando uno desea mucho algo y lo consigue la sensación es de vértigo.
Con semejante antesala podrán imaginar la intensidad de esta semana. El martes recibí mi última nota y cerré el cuatrimestre. Lleve a la facultad de derecho una canasta con el desayuno para compartir: te, café, azúcar, medialunas, galletitas, vasitos y cucharas de plástico. Parecía una maestra jardinera (no sé porque asocio a los pic-nics con las maestras jardineras. No sé porque asocio un desayuno con un pic-nic. Pensamiento arbóreo en su máxima expresión) Todos chochos. Firmamos libretas y di por terminado un semestre ultra exigente con promedio de 9.50 entre mis cuatro materias. Nerd. El miércoles fui al tribunal y me dieron todos los papeles para empezar los ya mencionados trámites. Me presentaron como la nueva integrante del juzgado. Muy fuerte. Lo mejor de todo fue que el chico con el que voy a estar en mesa y con el que voy a trabajar...¡es un conocido mío!!! ¿Pueden creer la coincidencia? San Isidro, es distinto, sin lugar a dudas. Nos conocemos todos en este tupper. Es un chico con el que comparto amigos y lo conocí mejor cuando me fui a misionar con la catedral. Pegué buena onda y nos mantuvimos en contacto. Tanto contacto que cuando yo dejé el estudio jurídico hace 2 años él fue quien me remplazó. Le presté mil veces apuntes (de hecho tiene mis cosas de laboral todavía!) y casi que cada 6 meses me llama para pedirme consejos sobre cómo anotarse en la facultad. Claramente el universo me confirma que en esta vida todo vuelve. Doy gracias por haber sido siempre atenta!!! ¡¡¡Qué maravilla esto de ser dos y resolver necesidades ajenas!! Confieso que cuando pasan estas cosas resulta difícil creer todo eso de "escuchar la necesidad propia" y "las demandas de uno" porque parece que al mundo le sirve más que seamos buenos y por eso nos recompensa. En fin, otro tema más para terapia.
El mismo miércoles fui directo del juzgado a renunciar al gobierno de la ciudad. Recién ahí me di cuenta que tenía una necesidad imperante por dejar Once. Después de 10 meses me había saturado y no tenía mucho más para aprender. No me importó el hecho de no tener sueldo por los próximos ¿6 meses quizás?. No me importó ni lo pensé. Fue genial. Y eso no fue todo. Todavía falta lo mejor. Señoras y Señores si uno quiere una dosis de autoestima: ¡Vaya a renunciar inmediatamente! Es una catarata de ponderaciones que llegan sin que las estemos esperando. Un aplauso que compensa tantas horas de esfuerzo. El ego se ensancha (¿más? aja. Nadie creía que fuera posible, pero bienvenida la capacidad de superar lo esperado...!) porque la directora del área de recursos humanos me piropea. Al día siguiente me tocó hablar con la UAAFE de la mañana que me estaba esperando desde abril. Me fue genial también. Piropos y más piropos. Lo mismo el viernes en mi último día. Abrazos, mensajes de suerte y de éxitos. Me felicitaban tanto que de pronto creí que la gente había entendido mal y que pensaban que más que un trabajo yo había ganado un premio. (Ja. Ridículo, considerando que no gano ni en el piedra papel o tijera ya que soy incapaz de ser parte de ningún tipo de competencia! Sabemos sin duda que tengo pésima suerte en el juego y una incapacidad brutal para cualquier tipo de calculo.). El viernes llegué a mi último día de trabajo con brownies y marquisse en un molde con forma de corazón, como signo de gratitud por los meses de oídos dispuestos a escuchar las tantas aventuras/desventuras de claricienta. Para completar mi jefa llevó torta, sanguiches y entre todos compramos coca cola. Gran festejo gran. Yo festejaba el nuevo rumbo y todos festejaban dejar de escuchar mis ataques de risa y mis catarsis cotidianas. Me despedí de todo el mundo y a las 20hs dejé AGC feliz.
Corazón en llamas, viento en la cara y.. llanto. Obvio. Llegue a mi auto y empecé a llorar como un bebe. Volvemos a mi talento para hidratar los desiertos del mundo. Una mezcla rarísima de miedo, ansiedad, alegría, orgullo, impaciencia. Todo junto.
Intenso.
Sobre todo si le sumamos que durante la semana no pare. Había que compensar el tiempo perdido y la falta de vida social. El domingo visitas varias a amigas del alma; el lunes: comida familiar; el martes comí con mis primos y amigos; el miércoles me junte con las chicas a ver el partido, el jueves tocó la calle corrientes y el tranvía llamado deseo (ya vamos a hablar de eso!!), el viernes comedia musical 1 + fiesta en palermo ultra copada con vista al hipódromo + un toque de Jet; el sábado comedia musical 2 + comida con la flia + show de música africana + preboliche + cheboli y un toque de borrachera. A full. Diez mil por hora. Claricienta, la superheroína domina el límite del tiempo y la superposición de eventos como nadie.
Intenso, al cuadrado.
¿Y uds. creen que con tanto evento en la agenda tuve tiempo para algo más?
¡¡Correcto!!
Para ahuyentar al cantante.
Aja. Y claro, cuando todo puede estar perfecto, ¿quien se contiene las ganas de arruinarlo un poco? Mi necesidad por el drama es sumamente llamativa. Nada de reposar en los laureles querida. No chance.
Lo último había sido el mensajeo de la madrugada del domingo que culmino en la perfecta coordinación de un encuentro a las 5am. Salí del cheboli con un toque de alcohol en sangre y totalmente vestida de gato. O pre-gato como diría mi amiga Joey O cuando intentamos librarnos de la culpa. En fin, sutil diferencia. El santo me paso a buscar en piyama por mi casa mientras yo dejaba una notita mentirosa en casa para evitar los gritos de mi madre diciendo “la vas a cagar”. (Otra que con el sobrenombre, mi mamá sigue lanzando presagios que resultan profecías cumplidas)
El alcohol provocó una verborragia incontrolable y si uds. creen que hablo mucho estando sobria imaginen lo que soy excitada y borracha. Una paja. Pobre hombre, soportó estoicamente mis ataques y se ocupo de calmar ansiedades.
Aja. Me atacó la ansiedad, que es grave. Pero eso no fue lo peor. Nananana. (Siempre puede ser peor queridos míos) Lo terrible fue que me puse a psicoanalizarnos. A los dos. decidí vomitar un análisis pseudo-psicológico de los ciclos en los que estábamos insertos (¿?) y de pronto, sin darme mucho cuenta, estaba exponiendo oscuridades mías, asumiendo las de él y sobre todo, proyectando como teníamos que seguir. Me supero continuamente. (Aplausos, por favor.)
-“La vamos a cagar”- le decía yo –“Habíamos dicho de ir despacio. Esto no es ir lento. Ni cerca. Esto no es lo que yo hago con los tipos con los que salgo tranqui. Era bueno para los dos ir lento. Tenemos que cortar con nuestros ciclos. Yo necesito ir despacio para romper con la barrera de lo superficial. Para trascender lo intenso de la imagen y llegar al contenido. Que no sea uno el remplazo del otro, que no sea otro simplemente para llenar la escena. Necesito ir despacio para que conectemos de verdad. Y vos tenes que cortar con tu propio ciclo. Once noviazgos de menos de 7 meses refleja la misma superficialidad. No hay contenido. Hay que animarse a calar hondo. Los dos. No tanta intensidad superficial, más tiempo para ahondar.”-
Pobre cantante. Por suerte me escucho con paciencia. Y aunque habíamos decidido irnos a dormir porque estábamos agotados nos ganaron las ganas y…bue, los beneficios de la novedad que hacen que sea imposible contenerse. Después caímos desmayados.
Al mediodía me volví a vestir de noche y salimos desesperados a buscar feca. Me dejó en casa en donde me esperaba la familia para almorzar. Yo, de negro, con la pintura corrida, las ojeras, el pelo sucio y el vaso de café de mc donalds llegue radiante y con una sonrisa que me delataba. (Mi tia se dio cuenta. Obvio, siempre se dan cuenta las tías porque se animan a ver los que los padres no quieren aceptar. A las tias les jode menos reconocer que sus sobrinas son medio zorras)
Terminó el domingo sin nuevas intervenciones del cantante. Todo bien, había tenido suficiente dosis, no era cuestión de exagerar.
El lunes tampoco apareció. Ni el martes. Ni el miércoles. Ni el jueves.
Chan. Ni llamado. Ni un mensaje. Ni un chat. Nada. Y yo que tenía veinte millones de temas en la cabeza no podía dejar de controlar el teléfono no fuera cosa que el cantante hubiera querido contactarme y yo no hubiera estado atenta. La protagonista de la película “simplemente no te quiere” era un poroto al lado mío. Ansiedad. Ansiedad. Y… más ansiedad. Si me hubiera llamado hubiera sido simplemente para charlar un rato porque, recordemos, mi semana estaba completísima. Necesitaba el “check in” después del despliegue de intimidad del fin de semana. No llegaba y cada minuto era peor. Tampoco era que yo tenía algo para decirle así que, no había razón para llamar. Y todos sabemos que tiendo a ser un poco invasiva por ende, el control fue fundamental. Nada de mensajes. Nada de chat. Nada de nada. Controlate Claricienta, es tu sed de control. Dejá que fluya. Cuando quiera aparecerá. No tenes ni medio minuto para ofrecer. Controlate. Respira.
Me salió casi casi bien.
El jueves a la noche la cague. Después del teatro empece a planear mi ida a Darwin y mientras me mensajaba con Lucy se me escapo un mensajito al cantante. Oops. No me contesto.
Al día siguiente me desperté con un mensaje suyo bastante mala onda. Dudé. ¿Desparezco? ¿Le habré dado mucha fiaca? Mmm. No podía soportar quedarme con esa sensación. Le contesté. Mensaje va y viene buena onda. Hablamos más tarde me dijo.
Señoras y Señores: No hablamos nada. Evidentemente el cantante no tenía ni un poco de ganas de hablar. A la noche le mande un nuevo mensaje. Nada.
Naaaaaaaaaaaaaaaaaaadaaaaaaaaaaaaaaaaaaa.
Imaginen a la loca de la casa. Otra que cuando despareció el Sr. X. Psicosis reloaded. Bah, mentira, exagero un poco. Esta vez no me imagine ni que estuviera drogado en un departamento ni que se hubiera quedado encerrado con la ex en una veterinaria. No se me ocurrió llamar a la comisaria ni a la madre. El diagnostico tajante de mi prima de 16 fue que se había ido con otra. Mi hermano sugirió que se había dado cuenta que era gay. Yo, obvio, intérprete que se había hartado de mi. Que se dio cuenta que no le gusto. Que se aburrió. Que es imposible enamorarse de Claricienta. ¿Para qué tanta vuelta? Era obvio. Ahora, que fiaca quedarme esperando el desenlace final. Que pereza que este tipo este haciendo el acting como para que yo me de cuenta que no va ni para adelante ni para atrás. No way. Me cansa. Prefiero saber de una. SI no me queres ver más llámame y avísame. Sabemos que el cantante sabe muy bien cómo hacerlo, considerando que lo intento hace menos de dos semanas. Chan. ¿Habrá decidido desaparecer porque cuando intento cortar no lo dejé? Claro, el tipo tiene miedo de que mi dominio de la retorica lo deje atado para siempre. Prefiere huir antes de volver a fracasar en el planteo. ¡Qué espanto!
Basta Claricienta. Apaga la cabeza. No aparezcas. Controla el impulso. Respira. ¿Para calmar la ansiedad que hice? Llamar al Sr. X. ¡ERROR! Hablamos, nos pusimos al día y nada, buena onda. No era necesario. Ya sé, no me reten.
Y como quien quiere la cosa me la banque todo el sábado. Hasta que llegó el alcohol. Lucy me sacó el teléfono y se lo guardo. Recontra sabemos que borrachera + celular = peligro. Puedo hacer destrozos en un segundo.
A las cinco llegué a casa. Lucy me entregó el teléfono y me mandó a dormir.
Shit. La cague. No me contuve. Mensaje suicida. Lo mandé a las 5.12 sin siquiera pensar que el hombre iba a estar en su séptimo sueño:
“Rumania? Ciudad impronunciable? ¿Dónde estarás viviendo lindo? Por que una cosa era ir relajados y otra es desaparecer y no contestar! (Me desconcertas cantante!! Crei que eras de los q hacías check in y check out llegado el caso…) en fin, me gano la ansiedad! Bss”
Wake up a las 14 del día siguiente. Chequeo del celular y… horror!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! ¿Qué es esa onda reclamito?! ¿De dónde salió eso?! ¿Que fue lo que le escribi?!? Mensajismo desplegado en el peor escenario posible. El tipo no contesto. Debe haber quedado helado. ¿Porque no me contuve?! Releer mi mensaje. Nuevamente. Otra vez. Una vez más.
“Check out”.
Básicamente.. yo di por terminado todo. Mi mente decidió tajantemente que no llamar una semana es.. no llamar nunca más. Y como soy tan pero tan buena, se lo facilité y lo resolví por él. SI ibas a cortarme, me hubieras llamado (como hiciste la última vez. Esa vez que no te deje porque te convencí de que era copado seguir viéndonos)
Por impaciente. Por ansiosa. Si no controlo el cómo, entonces directamente “no es”. Acá mando yo carancho. ¡Un horror!
¿Podemos recapitular lo que paso? El pobre hombre se tomó una semana porque su vida estaba más intensa que la mía y no todo el mundo es tan bueno como yo haciendo malabares y automáticamente asumí que la historia se daba por terminado. Inventé que no le gustaba, que no le divertía, que no íbamos a pasarla bien nunca más en la vida. Que nunca jamás en la historia iba a tener ganas de verme.
Estoy tentada de llamar al psicoloco y coordinar una sesión extra para charlar sobre esta cuestión. ¿¡Que onda que di por terminado algo antes de que siquiera empezara?! ¿Dónde se vio algo igual?
Ah ya se.. ¡¡en novia fugitiva!! Julia Roberts y yo un solo corazón.
La única manera de calmar tanta ansiedad fue arrancar de una la causa. Ahora, ya no está más el sujeto en mi vida, vuelvo a respirar en paz. No me banco el durante. El pánico de que yo me enganche y él no. Not again. Verdaderamente es crónica de una muerte anunciada. Es esmerarme (mucho! y con esfuerzo!) para perder a un nuevo hombre. C'est fini. Eso que tanto se supone que quiero, en realidad, no lo quiero tanto si implica esperar. No soporté la espera. La espera que yo misma había planteado. Los tiempos que yo había proclamado sagrado. La libertad y la lentitud que había elegido. Las que me parecían necesarias considerando mi propia tendencia a apurarme.
Me apure.
¿Esquizofrenia? Mmm. Miedo.
(PD. El domingo hablamos y me aclaró que estaba en un año difícil, en una etapa de mucho cambio y decisiones por tomar. Que no podía ofrecer más que esto.Que él creyó que íbamos a ir relajados pero de pronto se encontró sintiendo presión. Reclamado. Exigido.
Insólito. ¿Cómo se les ocurre que yo puedo generar este tipo de sentimientos en un otro? Le deje bien claro que eran mambos de él y que yo estaba super relajada. Los hombres están más locos que nunca...!!!)
