Este mes viene heavy metal. Pesuti,pesuti, pesuti.
Intenso. Ventoso. Tormentoso.
Negro.
*El 1 de marzo mi prima del alma cumplía su último cumpleaños. Fue ridiculo juntarnos a festejar pero era impensado no juntarnos. Junto con mi sister partimos con idea de ponerle el cuerpo a una fecha que se sabía triste.
*El viernes 2 de marzo mi mañana empezó con una charlita con mi jefa: "¿qué pasa que no llegamos con todo? Los jueces quieren saber porqué no te quedas después de hora...¿Yo puedo contar con vos? ¿De qué lado estas? Se vienen cambios y redistribución de tareas y necesito saber si cuento con vos...!"
Ay Dios Mio. Apriete. Fuerte. Y sí Doctora, Usted puede contar conmigo. Y sí quiero esto: quiero trabajar en la Justicia (así, con mayuscula!) y quiero darme toda por la causa!
Mi cabeza estaba a diez mil. Quiero? sí, creo que sí! que se yo...! Puede contar conmigo? Y que corno se... yo todavía no había avisado sobre mi beca y mi intercambio. Era el momento de avisarlo. Era EL momento de decirlo..
...pero no. No me salió. Miedo, cobardía, dudas. Estoy en el periodo de prueba todavía: se contesta lo que se debe.
Salí un rato del juzgado con la cabeza en llamas. La llamé a mi mamá llorando. ¿Qué hago?
Lo avisas. Sin dudas. Ok.
No me salió.
A las 13hs me llaman para que suba al piso donde estan los despachos de los jueces. Claricienta sentadita en un sillon que de pronto parecía enorme. En frente: dos jueces, el secretario y mi jefa, la auxiliar letrada. Me avisan que quieren que empiece a despachar. El cambio en la distribución de tareas implica que me sacan de mesa de entrada y me instalan atrás de una computadora a hacer lo que implica mucho conocimiento del proceso. Cosa que no tengo. Me miran. Me preguntan si voy a comprometerme, si voy a estar a la altura de las circunstancias, si me van a poder dar semejante oportunidad sin que yo la desperdicie. Yo en ese momento me siento como Alicia en el País de las Maravillas mientras se toma la poción que la encoje: todos me parecen gigantescos y yo estoy cada vez más hundida en el sillón. Fue horrible. Por un segundo me ponderaron y a partir de eso me hicieron una bajada de línea fuerte. Preguntas insólitas del tipo ¿Vos tenes otros intereses u actividades que te interesen más allá del trabajo? Aja.Aunque me moría de ganas de enumerarles una lista infinita y comentarles que hago terapia básicamente para lidiar con mi incapacidad de tolerar el limite y resignar cosas e intereses, respondí un tímido: "bueno, lo académico para mi siempre va a ser prioritario. Yo no soy abogada y después voy a seguir formándome siempre". Ultra polite, of course.
En síntesis, la entrevista terminó con un juez diciendo: "Empezas mañana"
Mañana.. era sábado. Y esto es así. Y yo.. con la cabeza que me explotaba.
Bajé a contarlo. Era un divague la noticia. El movimiento de tareas implicaba ir en contra del reglamento y de la lógica: yo estaba pasando por encima a dos compañeros que tenían ganas de despachar y mucho más tiempo que yo en el poder judicial. Por antigüedad, les correspondía. Por conocimiento, también.
La conclusión: el juzgado entró en crisis.
Tensión. Mucha desilución. Bronca.
Esa tarde llegue llorando a casa. Suspendí mi ida al monumental. Me metí en la cama, prendí una pelicula y me hice algo rico para comer. No tenía ganas de nada.
Y mientras, mi prima se me moría.
Desde ahí, mi prima querida fue empeorando, a una velocidad que en su momento me pareció lenta pero hoy me duele por lo veloz. Ir a su casa se convirtió en visita obligada todas las semanas. Para despedirme de a poco, para acompañar a los que quedan, para que ellos me contengan a mi también. Una verdadera red de apoyo. Mucha charla, mucho abrazo, muchos mimo. Pero uno se queda con la sensación de que no hay abrazo que alcance del todo... fueron días muy pero muy tristes.
* A partir de el siguiente lunes, mis dos amados compañeritos me dejaron de hablar. Esos dos compañeros zurdos, amantes de la lucha sindican para defender a los trabajadores judiciales, respetuosos del deber ser y con una moral intachable, juzgaron como débil mi decisión de aceptar la propuesta. Cada uno decide y se tiene que hacer cargo de sus decisiones Y en el juzgado los chicos dejaron de hablarme. Decidieron que "hacer como si nada" y seguir como siempre, era avalar una practica abusiva. Estaban apretando a todos y el grupo estaba apoyando ese tipo de medidas. Era una decisión fuerte: no tolerar la nueva distribución de tareas porque no se toleraba la presión ejercida contra aquellos que no se querían quedar trabajando después del horario. Imaginen lo que es saber que estas totalmente loca de amor por alguien que no habla porque cree que sos ¿traicionera? ¿vendida? ¿garca?. Yo, con el corazón roto. El que me llevaba a caballito dejo de hacerme de acércame al practico. Tren-subte-subte para llegar. Obvio, empece a llegar tarde siempre. Mi profesor me retó y me pidió explicaciones que no pude dar. Ir a trabajar se convirtió en causa de angustia. Mucha tristeza porque extraño a los chicos y a sus charlas pero sobre todo mucha duda existencial
¿Estoy pisoteando a dos compañeros?
¿Estoy avalando una practica de abuso laboral?
¿Quiero convertirme en una persona que acepta propuestas que la benefician a costa de perjudicar a otros?
No lograba contestar ninguna de estas preguntas. No las tengo resueltas todavía.
Siguiendo mi tendencia natural a hacer listas me dedique un par de días a enumerar en todo lo que yo creía hoy. Todo. No quería decidir simplemente para agradar. No quería traicionarme.
Pero eso implica saber quien soy y en que creo. Y no sé todavía en que creo.
y mientras, mi prima se moría. Y yo, lloraba. Día tras día. Mis amigas hicieron de oído fiel y escucharon cada capitulo del melodrama que era mi rutina. Santas amigas. Mis papás me llamaron cada noche para saber como seguía. Llanto, dudas, cuestionamiento y mil consejos contradictorios. Cada oyente con un manual distinto lo que termina confirmando que no hay verdades únicas, no hay certezas tajantes.
y llegó el 12 de marzo.
y mi prima finalmente se fue.
y no hubo manera de escaparse de una despedida que se venía anunciando desde diciembre.
Esa noche mi hermana y yo nos quedamos a dormir en su casa como lo habíamos hecho el 3 de diciembre después de que ella hubiera entrado en coma. Esta vez dormimos en lo de mi prima más chica. Con casi 17 años mi primita se convirtió en mi centro de atención.
*El martes 13 amaneció lloviendo así que tuve que pedirle fuerte a Dios que interviniera: necesitábamos sol para el entierro. Así fue, y finalmente despedimos a mi prima honrando su vida con un jardín lleno de flores y arboles. Misa, música, cielo celeste y muchos afectos acompañando.
*El 14 de marzo me tomé el día y decidí no ir a trabajar para estar con mi primita que cumplía 17. Otra vez, el oído se escandalizaba cuando escuchaba el "feliz" cumpleaños. Pero la vida es así, con muertes y cumpleaños, así la familia se juntó para acompañar.
Y yo tomé una decisión.
No iba a soportar seguir con tanta angustia por cuestiones laborales. No más. San seacabó de una vez por todas.
*El jueves llegué y subí a hablar con mis jefes: no quería seguir con el trabajo. No estaba capacitada, no me estaba saliendo, estaba atrasada y había gente que seguramente lo hiciera mejor. Y además: me iba de intercambio. Ya esta. Lo dije. Y me lo saqué de adentro.
Y al día siguiente le di una carta a cada uno de mis compañeros del juzgado. Lo central decía más o menos esto:
En teoría todos hablamos de respetar al otro como compañero de trabajo: respetar las ideas ajenas aun sin compartirlas. En la practica esto dista de ser real. Cada vez que nos criticamos que nos juzgamos que subimos a marcar errores ajenos en vez de corregir en privado; cada vez que nos negamos el saludo o incluso la palabra, nos estamos faltando el respeto los unos a los otros. Dejamos de ser un grupo de trabajo para pasar a ser individualidades que le dan mucho más espacio al ego de lo que registramos. Y el ego nos hace creer que somos mejor que el otro y que por eso podemos criticarlo sin registrar cuales son sus razones, sus heridas, su historia. Cada uno sabe en donde “le aprieta el zapato” y sería positivo si cada uno pudiera tomar conciencia respecto a donde falló en la construcción de un grupo. (Por lo pronto, yo me lo pregunto y no se hasta que punto todo esto que escribo me lo estoy diciendo a mi misma…)
No tengo certeza alguna pero desde mi intuición creo que todos tenemos que bajar las armas, tener más paciencia, tener mucha más humildad y sobre todo, más alegría.
La vida es muy corta y nos merecemos estar bien. Reconozco que estar bien o vivir en “Lo bueno” no siempre es cómodo y agradable pero en este caso, creo que no es bueno trabajar en un ambiente tenso. No está bien que yo llore diez días seguidos, que a G. se le inche e irrite el ojo, que M. tenga una contractura gigante, que G. este tosiendo, que L. duerma con alplax, que J. no duerma; que haya bronca y poco compañerismo. No esta bien. No se soporta. Más allá de los jefes, de las diferencias ideológicas, de las diferencias en valores, en creencias, en estilos, lo cierto es que convivimos en este espacio 6hs por día y todos compartimos el trabajo diario. Y eso, nos convierte en un grupo.
Yo no quiero “hacer como si no hubiera pasado nada” este último tiempo pero sí quiero volver a tener un ambiente de trabajo armonioso. Voy a retomar el buen animo y ojala todos acompañen. Por lo pronto, prometo volver a traer cosas ricas para la mañana y nuevamente vuelvo a abrir la puerta para el dialogo a todo aquel que tenga ganas de sentarse a charlar, a discutir, a debatir, a compartir el corazón. Creo que se trabaja mejor si hay buen clima: y si desde arriba no se logra, construyamoslo desde abajo. Más allá de las diferencias, que pueden ser profundas, no perdamos de vista que hablar de compañerismo implica contenido y no es una simple etiqueda o frase hecha. Charlemos más, marquemos el error en privado, escuchémonos, tengámonos paciencia, evitemos perjudicarnos los unos a los otros y tengamos más paz sabiendo que cada uno hace lo que le toca, lo mejor que puede.
He dicho.
La conclusión?
Ese jueves mi jefe me dijo que yo iba a seguir despachando. Me ponderó, me dijo que confiaban en mi pero que si no quería despachar podía no hacerlo. Mi tarea iba a ser distribuida entre todos y tendrán que quedarse después de hora para sacar mi trabajo. Claro, obvio que dije que no. Que yo seguía con lo que me habían dado. Respecto al intercambio me dijo que no me corresponde la licencia. No se puede. Tengo que renunciar. Por ende.. me quedo sin trabajo. Adiós tribunal de trabajo hasta tanto vuelva a abrirse un puesto. Me aseguró que en entonces, en ese momento, me iban a contratar a mi. Quien sabe.
Por otro lado, después de mi carta, los chicos siguieron sin hablarme.
No compartieron nada de mis lindas palabras.
Este mes es una mierda. Necesito que llegue abril urgente.
Uff...
