EL DÍA ANTES DE CUMPLIR 24 AÑOS, ESTANDO SOLTERA Y DESEMPLEADA, DECIDÍ CAMBIAR MI TRADICIONAL SISTEMA DE CATARSIS. YA NO ERA SUFICIENTE LA PSICÓLOGA Y LOS FECAS CON AMIGAS. HABÍA QUE DAR UN PASO MÁS Y EL BLOG SE CONVIRTIÓ EN UN TRIUNFO: DESPUÉS DE MESES (AÑOS?!) DE ESTAR TENTADA, ME ANIMÉ A ENTRAR AL MUNDO. FUE ANIMARME A COMPARTIRLES A TODOS, A PARTIR DE ESTA VENTANA, UN POQUITO DE LA LOCURA DE MI SER. PORQUE, NO VAMOS A NEGARLO, SOY UNA LOCA TOTAL. LOCA LINDA IGUAL ¿EH?, DE LAS QUE DAN GANAS DE QUERER. PERO INDUDABLEMENTE NEURÓTICA.
EL ESPANTO DE SEGUIR CUMPLIENDO AÑOS SE POTENCIA POR LA FALTA DE PAREJA Y EL DESAFÍO DE CONVERTIRME EN UNA VERDADERA MUJER MODERNA: ESTUDIAR, PRODUCIR, TRABAJAR, SALIR, SATISFACER LA MIRADA DEL MUNDO, BRILLAR, DISFRUTAR, ADELGAZAR Y OTROS TANTOS MILES DE VERBOS QUE SE ACUMULAN EN LA LISTITA DE "DEBER SER" GUARDADA EN LA CARTERA.
HOY DECIDO LIBERAR UN POCO DEL CAOS DE MI SER A PARTIR DE LAS PALABRAS PARA VER SI, QUIZÁS ASÍ, DECRECEN LOS NIVELES DE HISTÉRIA Y NEURÓSIS

... Y SI NO FUNCIONA, AL MENOS NOS REÍMOS UN RATO!!!!!

lunes, 20 de diciembre de 2010

Crónica de un revolcón anunciado

Antes que nada aclaremos los tantos: cuando hablo de revolcón no me refiero a un buen encuentro entre las sábanas con un sujeto viril, fuerte, salvaje e intenso.
No. Todo lo contrario.
No existe ningún sujeto hoy en mi vida. Se terminó la historia con el Sr. X.
Con revolcón me refiero a otra cosa. Es nada más y nada menos que la típica experiencia marítima que se traduce en la frase "me revolcó una ola". Para completar la introducción no puedo evitar recurrir al diccionario una vez más y definir Revolcada: "Derribar a alguien y darle vueltas por el suelo".
Eso lo que siento hoy. Encontré una metáfora que me resulta de lo más ilustrativa así que me gusta compartirla con ustedes.

Creo que lo que vivi estos meses se asemeja a la experiencia de meterse al mar cuando uno es chiquito. Por eso, los invito a cerrar los ojos y tratar de imaginarme... toda pequeñita, con esos traje de baño divinos q nos ponían, con dientes chuecos y cara de picara.
Ahí estoy yo. Llego a la orilla del mar y veo que mi papá esta haciéndome señas y saludando desde el agua. Mamá esta agarrándome la mano. Estamos paradas en la orilla y el agua apenas nos toca los pies. La miro con cara de nervios y divertida a la vez. -"Andá, animate"- me dice mi mamá que, obviamente, cree que puedo hacer cualquier cosa incluso a esa edad. Yo, feliz de la vida y creyéndome invencible, me lanzo al agua. No me dan miedo esas olas indecisas que vienen y se van. No proceso los peligros de ese horizonte infinito. Me mando. Divertida, entusiasmada, excitada, feliz de que hay un hombre que me espera y me saluda.
y ahí estoy yo, con mis piernitas, corriendo rumbo a mi papá. Nada de ir cautelosa, nada de ir despacito, nada de pedir permiso (¡¿Cuál sería la gracia?!). Sigo corriendo entre las olas que al principio son chiquitas pero que se hacen cada vez más grandes. Yo mientras tanto, avanzo pensando solamente en que quiero llegar al medio de ese mar.
Desde afuera hay alguien que mira preocupado: me mira y ve a la vez una ola gigante que se está formando. -"Cuidado chiquita, frenate"- Pero no escucho la advertencia. No oigo el consejo porque prefiero el triunfo. En mi cabeza suena la música de baywatch que me entusiasma y me siento una diosa y disfruto el agua y al sol brillando y me creo capaz de cualquier cosa y estoy avanzando y, y, y....
CHAN! Se cago todo.
Ola gigante arriba mío.
Cuando me di cuenta ya era totalmente gigante y era imposible hacerse la boluda.
Esa capa de agua salada se convirtió en una pared enorme que me aplasta. La fuerza del mar fue implacable y yo me encuentro a mi misma girando abajo del agua. Agua, Arena, Sal.
Totalmente revolcada.
Sensación de ahogo.. no puedo respirar. Dios Mío, me muero acá.
¡¿Sintieron alguna vez esa sensación de estar revolcada?! Angustia, desesperación, ansiedad.

De pronto, se fue el agua.
Me encuentro mucho más cerca de la orilla otra vez, es decir, retrocedí inevitablemente. La fuerza de la ola me tiró para donde estaba en un principio (como ubicándome en cuál era mi lugar! Algo así como que el mar me dice "Andate chiquita y no me jodas"). Y ahí quedo yo, medio tirada y dada vuelta. Me tengo que levantar y ponerme de pie.
Es darme cuenta que tengo el pelo totalmente enredado, lleno de arena y caracolitos. Quede sucia y fea.
Es descubrir que se me corrió el traje de baño y quede un poco en bolas.
Es la percibir incomodidad: tenemos arena metida hasta en la oreja. Cara y piernas llenas de arena mojada.
Queda un gusto horrible en la boca, por el agua salada que tragamos sin querer.
Es sentir la angustia por haber sido revolcada por una maldita ola.

y dan unas ganas de llorar tremendas, un poco porque te sentís una boluda y otro poco porque no te gusta la sensación de haber perdido el control.

¡¡qué pena me da la imagen de mi misma, chiquita, despeinada, llena de arena, haciendo puchero y con los ojos llenos de lagrimas dándole la espalda a ese mar horrible que la sacudió!!
Pero cuanto más triste es ver que la chiquita se da vuelta, mira al mar y cuando ve al hombre que la saluda desde adentro decide entrar otra vez.. Cueste lo que cueste...y sin siquiera pensar en las paredes de agua que aplastan y revuelcan inevitablemente.


La historia (y la histeria) con el Sr. X se acabo... ¡pero yo sigo queriendo un poco más de mar!

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