EL DÍA ANTES DE CUMPLIR 24 AÑOS, ESTANDO SOLTERA Y DESEMPLEADA, DECIDÍ CAMBIAR MI TRADICIONAL SISTEMA DE CATARSIS. YA NO ERA SUFICIENTE LA PSICÓLOGA Y LOS FECAS CON AMIGAS. HABÍA QUE DAR UN PASO MÁS Y EL BLOG SE CONVIRTIÓ EN UN TRIUNFO: DESPUÉS DE MESES (AÑOS?!) DE ESTAR TENTADA, ME ANIMÉ A ENTRAR AL MUNDO. FUE ANIMARME A COMPARTIRLES A TODOS, A PARTIR DE ESTA VENTANA, UN POQUITO DE LA LOCURA DE MI SER. PORQUE, NO VAMOS A NEGARLO, SOY UNA LOCA TOTAL. LOCA LINDA IGUAL ¿EH?, DE LAS QUE DAN GANAS DE QUERER. PERO INDUDABLEMENTE NEURÓTICA.
EL ESPANTO DE SEGUIR CUMPLIENDO AÑOS SE POTENCIA POR LA FALTA DE PAREJA Y EL DESAFÍO DE CONVERTIRME EN UNA VERDADERA MUJER MODERNA: ESTUDIAR, PRODUCIR, TRABAJAR, SALIR, SATISFACER LA MIRADA DEL MUNDO, BRILLAR, DISFRUTAR, ADELGAZAR Y OTROS TANTOS MILES DE VERBOS QUE SE ACUMULAN EN LA LISTITA DE "DEBER SER" GUARDADA EN LA CARTERA.
HOY DECIDO LIBERAR UN POCO DEL CAOS DE MI SER A PARTIR DE LAS PALABRAS PARA VER SI, QUIZÁS ASÍ, DECRECEN LOS NIVELES DE HISTÉRIA Y NEURÓSIS

... Y SI NO FUNCIONA, AL MENOS NOS REÍMOS UN RATO!!!!!

domingo, 2 de septiembre de 2012

Una argentina encontrandose en austin!


Después de tres semanas en Austin, Texas, tengo un par de cosas para decir que describen las primeras impresiones de esta nueva vida... 
Básicamente, se sintetizan en la total certeza de que es rarísima la idiosincrasia americana y en que no puedo pasar un día sin sorprenderme con algo. Pero como todos saben, me aburre lo que "básicamente es sintético" asi que me permito explayarme un poco más.

Ja.
Me habían dicho que hacía calor. Yo había controlado el pronóstico y había confirmado lo mismo. Había puesto polleritas, shorts y biquinis. Y, sin embargo, nunca imaginé el calor que hace acá.
No la vi venir.
Salgo a la calle y me aaaaaaaaaaaaagobio. Y después entró a un edificio y me congelo. Pero, aunque cueste creerlo, eso no es lo que más me llama la atención. Hay una serie de temitas a desarrollar…

Primero y principal: Es una locura estar viviendo en un lugar distinto al propio. Yo siento que estoy en una película todo el día.  Estoy divertida y sorprendida por las hondas diferencias entre mi país y esta ciudad tejana. Para empezar, todo es…gigante. Acá hay dos dichos que ya he comprobado como ciertos: “Everything is bigger in Texas” y “Let´s get Austin weired”. El referido al tamaño creo que debe extenderse a todo Estados Unidos. Aca todo es enorme. Los vasos, las hamburguesas, el estadio de futbol, la universidad, las camionetas. Todo es e-nor-me. Todo es excesivamente…. Grande. Ir al supermercado es una experiencia dramática para alguien como yo que, por indecisa y por ratona, compró todo en envases chiquititos para no despilfarrar. Acá los envases de shampoo o de leche son gigantes. ¿Ostentosidad o simplemente consumismo exacerbado? No lo sé, no lo tengo resuelto todavía. Por otro lado, en relación a la locura de Austin confieso que, más allá de haber cumplido con el ritual de ir a las 8 de la noche arriba de un puente, junto con otros cientos de personas, a ver como salían volando desde abajo una bandada de murciélagos (tantos, tantos, tantos que se armaba como un chorro negro desde abajo del puente hasta el horizonte); todavía no pude ser testigo de lo que implique get weird aca. Lo que sí sucedió es que quedé sorprendida con escenarios que ellos consideran normales. Oh, sí.
Por ejemplo, me sorprende cruzarme con casas enormes que tienen letras griegas en las paredes. Son las casas de las sororities yankees tan típicas de las películas sobre la universidad americana. Las chicas pagan fortunas para pertenecer y se pasan el año haciendo eventos y fiestas sociales. Pagan incluso más para poder vivir en la casa porque solo las privilegiadas pueden hacerlo. Son todas rubias y todas se visten exactamente igual. Y hablan igual. Y saltan y bailan igual. Hay como una mimetización colectiva como nunca eh visto. Esta mimetización no se da únicamente en el centro de las sororities sino en la ciudad entera. Los estadounidenses serán individualistas y todo lo que quieran pero yo no vi un “copy paste” igual. Es una consecuencia directa del fanatismo por su país, su estado, su ciudad, su equipo de futbol americano. Toda la ciudad esta tapizada de el mismo logo (los cuernos que son el emblema de los Longhorns, el equipo local) y del mismo color naranja. Todos se visten con ese color naranja. Ellas y ellos.  Naranja y blanco es casi la única combinación valida. ¿Entienden lo que es ir caminando y ver a tooooodos los que están en la calle vestidos con los mismos colores?! Es una locura. Tan pero tan loco como el hecho de que todas las chicas usen botas texanas con este calor de locos. Mini vestido blanco…y botas. Me desespera porque me dan ganas de gritarles que existen las sandalias para el verano pero bue.. después me acuerdo que yo en invierno uso minifalda y logro contener el grito. En caso de que hubiera un evento específico la cosa cambia. Por ejemplo un día empecé a ver chicas con LBD: “Little, Black Dress”. Después de haberme cruzado miles me enteré que esa era la noche de bienvenida de las sororities. Otro día me crucé a todas con vestidos de colores de gasa. A la tarde las ves a todas vestidas con el mismo short chiquito y la misma remera gigante para hacer deporte. Es ridículamente gracioso. Y si vez gente que usa algo distinto, un equipo que tiene él y nadie más…es porque es extranjero seguramente. Je.
En fin, es una locura. Pero me tiene divertida. Se entiende que estoy ubicada en plena zona universitaria porque estoy a 3 cuadras de UT, en un barrio en donde son todos edificios para estudiantes. Creo que si me pongo a contar la cantidad de niños que vi desde que llegue a Texas, me sobran los dedos de la mano. Es un área repleta de universitarios así que los negocios de mi zona son locales de comida chatarra, de jugos o licuados, de ropa y el negocio de la facultad: en donde se vende todo el merchandazing del equipo de futbol.
Cómo buena niña sobreadaptada yo estoy cumpliendo con tooooodos los pasos del deber ser: ya me compré una mochila con el logo de los longhorns; ya fui a comer pizza con pepperoni y carne picada (yeah baby) y fui a escuchar una banda de música country a una especie de de “salón” en donde la gente usaba sombrero cowboy, botas texanas, shorts cortitos y bailaba en círculos alrededor de una pista. Mucho café para llevar, mucho sandwitch de subway, mucha comida rápida y sobre todo mucho esfuerzo para poder saludar a la gente con la mano. (Mmm..ese es otro detalle importante.. creo que acá van a considerarme una especie de abusadora sexual porque yo encaro al cachete para saludar con beso y resulta que me encuentro con una cara de espanto que me desanima un poco. Tengo que hacer un esfuerzo de concentración gigante para darle la mano a alguien que tiene mi edad y me esta charlando en una fiesta..!)

En fin. Sigo.

El segundo tema tiene que ver simplemente con la nueva experiencia de vivir con gente que uno no conoce. “The Cameron House” es un edificio de 5 pisos en donde cada piso hay aproximadamente 20 departamentos para 6 personas. Todos llenos de estudiantes universitarios. Mi grupo de amigos se conforma básicamente por mi compañera de departamento Araceli, la española y los chicos del 212. En ese departamento esta Juan, (el español de Valencia que vino con Araceli), M. (el argentino de la UBA) y 4 italianos de 20 años que lo único que piensan es en salir de fiesta. Nos vamos avisando si hay programas para hacer y de vez en cuando nosotras bajamos con nuestros platos llenos, vasos y cubiertos para comer con ellos. A ese colectivo de gente amigable se le suma las chicas con las que vivimos en mi departamento. Somos Araceli y yo y otras tres. La que más me importa destacar es mi compañera de cuarto. Cuando nos pusieron en contacto me dijeron que era británica.
Bueno… resultó que no.
Se llama Claudia y es de Rumania, específicamente de Bucarest. (Confieso que me dio papelón no tener idea sobre donde corno quedaba eso…!!) Por suerte es muy amable. Es super estudiosa y como esta hasta las manos con sus entregas se la pasa con su computadora trabajando. Hasta ahí todo bien. El temilla señoras y señores es que vivir con alguien que uno no conoce no es tan sencillo como parece. ¿Tengo que tocar la puerta antes de entrar al cuarto? ¿Y puedo estar en bombacha y corpiño o me tengo que cambiar? Y si a las 10 de la noche llego al departamento y ella ya está dormida.. ¿vale prender la luz o tengo que buscar mi piyama a oscuras? Son todos dilemas existenciales…! De a poco los vamos resolviendo.. a veces porque le pregunto y a veces porque imito lo que ella hace. Además, hace una semana llegaron las otras dos americanas con las que vivimos. Creo que también tienen menos de 20…creo porque ellas se ocuparon de “llamarse a silencio” y aislarse. No son muy sociables que digamos y se la pasan encerradas en el cuarto o con la compu y los auriculares. Con Araceli estamos viendo como logramos una reunión entre las 5 para ordenar pautas comunes: ¿Quién saca la basura? ¿Quién limpia el piso? ¿Quién paga los productos de limpieza comunes? Etc. Todavía no lo logramos.. ya vamos a ver qué vuelta le damos. Por ahora, esta semana primaron los comentarios quejosos de todas porque me pase estos días escuchando como una se quejaba de que no tenía lugar en la heladera, de que la otra no había lavado lo que usó para cocinar, la otra se quejaba de que había vasos y platos sucios en el living y la ultima de que nadie había sacado la basura…yo también de alguna cosiña me habré quejado pero creo que soy la más relajada de todas por suerte así que me hago menos mala sangre. En realidad el único drama que yo tenía surgió recién cuando estábamos todas.
Cuando finalmente estábamos las 5 instaladas me surgió un nuevo problema: ¿cómo hago para tener un lugar para mí cuando en el living-comedor-cocina hay alguna cocinando o mirando tele y por el otro lado estaba Claudia instalada en su cama usando la computadora? Hubo un domingo en donde casi colapso de la claustrofobia que me generó no tener un espacio propio. Sobre todo acostumbrada a una casa enorme o a vivir en mi departamento sola durante 6 meses. Era una tortura imaginarme los próximos 4 meses compartiendo siempre el espacio con alguien. Siempre. Y Claudia realmente se pasaba los días en la cama trabajando desde ahí. Bueno, por suerte en un acto de iluminación divina descubrí que quedaba un espacio libre: mi baño.
Aja. Cada cuarto tiene su baño en suite. Así que si Claudia se apropia del cuarto…yo me apropie del baño. Me permito darme baños de inmersión eternos (a lo que mi amiga española se escandaliza!) y me instalo a usar skype en el baño cuando el cuarto esta poblado. A su vez empezó a pasar que Claudia tiene que irse a clases así que por momentos me queda el cuarto para mi sola. Finalmente logramos equilibrar también el uso del cuarto y ahora puede pasar que estemos las dos trabajando/leyendo al mismo tiempo cada una con sus auriculares o las dos en el living-comedor. Todo genial, por suerte

Y el último gran tema es mi universidad. Que es, básicamente, el motivo de mi viaje.  Mi segunda semana en Austin fue la de adaptación. Consistió en ir todos los días a clase desde las 9 de la mañana hasta las 4 de la tarde, una rutina que no tenía desde que yo iba al secundario.  Agotadora. Nos pasamos la semana con charlas de introducción al derecho americano, introducción a la investigación, introducción a la escritura, introducción al common law.  Un poco útil, un poco aburrido. Hubo que hacer trabajos y empezar a recordar cómo era eso de leer en ingles. ¡Durísimo! Fue bueno porque conocimos a un argentino más y porque empecé a aceitar conocimientos que después van a ser fundamentales (me refiero a esto de volver a leer en ingles por ejemplo…!) 
La semana terminó con la elección de las materias en las que nos íbamos a registrar. Después de muchas vueltas elegí mis 4 materias. El viernes 24 nos anotábamos sabiendo que ese mismo día nos avisaban si habíamos logrado entrar a la clase. El tema es que los locales, los alumnos regulares, se inscribieron el semestre pasado. Esto trae dos consecuencias: por un lado, puede pasar que la clase que yo elija este completa. Por el otro, sucede que los profesores ya han subido a la página de la facultad cual es el material para la cursada. Los alumnos tienen tiempo de preparar la lectura para la primera clase. Cosa que no me sucedió a mí. El viernes a la tarde recibí la fantástica noticia de que había logrado inscribirme a las materias que yo había elegido. Lo que significaba que ya tenía pilas de textos para leer. Un drama!!! Por lo pronto, leer una novela entera para el martes al mediodía y hacer un comentario suficientemente inteligente como para subirlo al foro de discusión en la página de la facultad. Además conseguir un artículo de una revista y hacer un comentario sobre esto. Resulta que la universidad utiliza en su página web una especie de portal académico en donde cada alumno puede acceder a la carpeta de cada clase en la que se anoto. En esa carpeta los profesores suben el material que hay que ir leyendo y además habilitan un foro de discusión. El objetivo es que los alumnos tengan un comentario/reacción/opinión sobre los textos y que todos puedan leer esos comentarios y a partir de los mismos se genere el debate en clase.
No tienen idea el fin de semana de locos que pasé. Por suerte mi candidato-no-novio desde Buenos Aires me hizo el aguante y mamá me mandaba a relajarla. Ponerme a leer la novela de Hemingway agotada después de una semana de clases de adaptación no fue un plan muy divertido. Me pase los 3 días leyendo y, después de un par de ataques de llanto… finalmente, lo logré.
Cumplí con la consigna. Iiiiuuuupppiiiiii.
La novela era genial pero tuve que pasar al castellano después de las primeras 100 páginas porque mi lectura era muy lenta en ingles. Finalmente, el martes a las 3 de la tarde había logrado terminar con todas las tareas. Misión cumplida! Eso me permitió ir al gimnasio un ratito, pegarme una ducha y llegar (tarde) a la inauguración del año lectivo en UT. Nuevamente, la mimetización a la máxima potencia. Habían armado una especie de escenario en el edificio principal. La plaza central de la universidad, justo enfrente del Main Building, estaba repleta de sillas y miles de estudiantes estaban ubicados por facultad. Cada uno con una remera que lo identificaba. Hubo discursos, videos, bailes y hasta ponernos de pie para jurar que íbamos a respetar el código de honor de UT. El lema de la universidad es que “lo que empieza en UT, puede cambiar el mundo”. Todos los discursos eran un llamado a conmovernos de emoción porque estábamos por empezar a vivir la mejor etapa de nuestra vida en la mejor universidad para hacerlo. El clima de festejo y emoción eran ridículamente exagerados… pero un poquito me emocionaron. Nos dijeron que estamos llamados a cambiar el mundo, que tenemos los recursos disponibles, que “si queremos, podemos”. El éxito de nuestra misión depende de nosotros y de nuestros valores.
Y bue, soy sensiblona.
El show terminó con una super banda y con cantos y juego de luces. Muy show. Muy ridículamente distinto a un acto académico en la UBA. Los contrastes son tan extremos que me dan risa.
El miércoles 29 empezaron las clases. Se largó el desafío.
Me fue muy bien con las clases de ese día: “Derecho internacional de los DDHH” y el grupo de lectura “Guerra, Trauma y Ley”. Señores y señoras, volví a sentir que superaba la prueba, aunque llegue tarde a las dos clases porque me perdí en la facultad y en las dos me costó un poco esto de hablar en ingles.
El jueves tuve la tercera materia: Violencia Domestica y Ley.
Entonces todo se complicó un poco. Me dio más miedo, hay mucho que leer para esa clase y yo llegue sin haber leído nada porque no había conseguido el libro, había mucha referencia a la ley local y al proceso judicial americano y me costó entender y para colmo de males en clase se presentó una víctima de violencia domestica a darnos su testimonio. Fue imposible mantener la compostura. Un papelón. Lagrimas a borbotones y la frustración de tener que cuestionarme si yo era demasiado sensible para esta profesión. Skype urgente a Buenos Aires para escuchar que no tengo que adelantarme, que tengo que volver al presente y darme cuenta que puedo y que así como el miércoles me había ido genial estaba bien si el jueves me costaba un poco más. Respiré hondo. Volví a casa cansada pero mucho más tranquila. Me gustan las materias en las que estoy, tengo docentes que me encantaron, ya tengo un par de amigos en las clases y me entusiasma todo lo que se viene.
Se largó el cuatrimestre. Se terminó la adaptación.
Ya tengo las materias, los cronogramas y casi todo el material. Me falta un libro nomas pero estoy en la carrera.
Ahora solo queda aflojar un poco con el drama y la exigencia académica y creerme que desde ahora, todo es extra. Más conocimiento, más desafío, más estimulo.
Solo me queda confiar en que LA clave es disfrutar el “durante”.

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