EL DÍA ANTES DE CUMPLIR 24 AÑOS, ESTANDO SOLTERA Y DESEMPLEADA, DECIDÍ CAMBIAR MI TRADICIONAL SISTEMA DE CATARSIS. YA NO ERA SUFICIENTE LA PSICÓLOGA Y LOS FECAS CON AMIGAS. HABÍA QUE DAR UN PASO MÁS Y EL BLOG SE CONVIRTIÓ EN UN TRIUNFO: DESPUÉS DE MESES (AÑOS?!) DE ESTAR TENTADA, ME ANIMÉ A ENTRAR AL MUNDO. FUE ANIMARME A COMPARTIRLES A TODOS, A PARTIR DE ESTA VENTANA, UN POQUITO DE LA LOCURA DE MI SER. PORQUE, NO VAMOS A NEGARLO, SOY UNA LOCA TOTAL. LOCA LINDA IGUAL ¿EH?, DE LAS QUE DAN GANAS DE QUERER. PERO INDUDABLEMENTE NEURÓTICA.
EL ESPANTO DE SEGUIR CUMPLIENDO AÑOS SE POTENCIA POR LA FALTA DE PAREJA Y EL DESAFÍO DE CONVERTIRME EN UNA VERDADERA MUJER MODERNA: ESTUDIAR, PRODUCIR, TRABAJAR, SALIR, SATISFACER LA MIRADA DEL MUNDO, BRILLAR, DISFRUTAR, ADELGAZAR Y OTROS TANTOS MILES DE VERBOS QUE SE ACUMULAN EN LA LISTITA DE "DEBER SER" GUARDADA EN LA CARTERA.
HOY DECIDO LIBERAR UN POCO DEL CAOS DE MI SER A PARTIR DE LAS PALABRAS PARA VER SI, QUIZÁS ASÍ, DECRECEN LOS NIVELES DE HISTÉRIA Y NEURÓSIS

... Y SI NO FUNCIONA, AL MENOS NOS REÍMOS UN RATO!!!!!

miércoles, 15 de febrero de 2012

Pasando niveles...

Era tan pero tan obvio que me aburre. 
Tan pero tan típico que siento que no merece ser relatado.
(pero claro esta, lo voy a relatar igual. Ja)

Voy tres días viviendo sola (con mi amiga) y ya paso de todo. De todo.  Aparecen obstáculos y complicaciones como resultado, nada más y nada menos que de estar lejos de la casita de mama y papá. Nada grave, of course. Pero la sensación es la de estar superando pruebas… una tras otra me sorprenden recordándome que no era taaaaan simple dejar lo conocido.
Es como estar jugando un jueguito de computadora. Y no digo onda los SIMS en donde -justamente- el juego era manejar a las personitas y armarles la vida. Ese juguito aplica sin dudas, y supongo que le debo parte de mis logros a haber gastado miles de horas de mi adolescencia instalada delante del monitor aprendiendo como se maneja una casa. Pero ahora me refiero a otro tipo. A el tipico video-game. Al mario, al prince, a esos en donde hay que superar pruebas y pasar de nivel. En el que si no tenes suficiente destreza..caput. Perdes las vidas y san se acabó.
Estoy en un jueguito. Estoy totalmente concentrada en pasar de nivel y evitar explotar porque no aprete la tecla que me tocaba.
Y, confieso, vengo bastante bastante bien. 
El domingo 12 de febrero llegué al departamento junto con mis viejos y mis hermanos. Me venían a ayudar con el último paso de la mudanza: llevar la ropa y un poco más de libros. Caí con 2 valijas y tres bolsos: sin dudas hay una señal imporante de la necesidad de hacer limpieza. Pero eso, quedara para la próxima. Por ahora me concentro en los hechos de esa primer noche.
Emoción, exitación, ansiedad. Yo estaba con una sonrisa de oreja a oreja. Mamá se ofreció a hacerme la cama con las sábanas que me había regalado en navidad.
Chan.
Primer tema. No entran. Así como leen. Las ridículas sabanas nuevas a punto de estrenarse no entraban porque mi cama nueva es de dos plazas y las muy guachas son para plaza y media.
Cómo soy sumamente “hacedora” me preocupe por resolver la situación de manera urgente: la llamé a mi amiga y le pedí sabanas pero ya estaba en camino y no traía un juego de más.  Y ahora? Estreno el colchon solo cual mochilera hippie viajando por hostels? No es muy glamoroso pero cero drama.
Nueva solución: dormimos juntas en la cama grande.  
Asi que, con el problema solucionado, me despedí de mi familia (Igual, no fue suficiente el “chau, chau, voy a estar bien, no necesito nada, chau de verdad, chau, nos vemos mañana porque voy a casa  a comer, chau” y mamá nos llamó otra vez a las once para decirnos buenas noches una vez más a mi roommate y a mi). Prueba superada.
Mientras esperaba a mi amiga decidí ir al super a comprar algo rico para nuestra primer comida. Todavía sin acostumbrarme a esto de vivir en un departamento, bajé los cuatro pisos y todavía sin acostumbrarme a moverme a pata, caminé los 4 cuadras que me separan del Coto. Y una vez ahí, me di cuenta que no tenía casi efectivo.
Bajón.
A ver, tenía unos regios 50 pe pero hoy en día la inflación es-un-ho-rror, diría una señora paqueta como la que me vendió la heladera amarilla. Me dieron ganas de putear a nuestra kerida Presidenta, al capitalismo, a los dólares, al sistema agroalimentario y a cuanta palabra asociara con la economía como culpable de los precios caros. Pero al final me putié solo a mi misma por ser tan claricienta y me resigne: el menú homenaje de nuestra primer comida en nuestra primera noche en nuestro primer departamento de solteras… fueron unos regios panchos.
6 Salchichas, una bolsita de mayonesa (osea, ni soñar con un pote como dios manda…), una pasta de dientes, un cepillo de pelo, una coca, unos halls para mis compañeritos de trabajo y… ya está. Para de contar. Esa fue mi primer compra.
Un lujo.
Volví caminando las cuatro cuadras y subí los cuatro pisos. Mi amiga ya estaba. Me puse la camiseta y decidí hacerme cargo de la cocina. Y, de pronto, como quien quiere la cosa, una nueva claricientada. Considerando que la psicoloca diagnostico mi incapacidad para la cocina, no era ningún misterio. (Así como leen: entre tanta mudanza encontré mi informe final de orientación vocacional en donde aclaran que tengo más porcentaje de capacidad para la físico química que para la gastronomía. Ya se.. no hace falta agregar nada más.  Si le sumamos a la discapacidad culinaria el gran componente de torpeza que me representa el resultado final es.. un dedo cortado. Así es. Señoras y Señores, me corté el dedo con un cuchillo preparando panchos.
(Aunque Ud. No lo crea…!)
El accidente fue totalmente dejado de lado cuando llegó el momento de disfrutar el manjar que yo había preparado. Después de un brindis y una linda charla nos alistamos para la cama… por que no había nada más que hacer.
No tengo tele conectada, no tengo internet, no tengo luz en mi mesita como para quedarme leyendo mientras mi amiga duerme. Nadaaaaaaa.
Era tempranísimo para mi rutina pero venía bien para descansar.
Nos metimos las dos en la cama…
Nos dijimos buenas noches…
Y nos quedamos mirando el techo las dos. Nervios en la panza.

“Che, cómo que hay mucha luz , no?” me dijo.
Y sí, claro. Mucha. Porque el departamento todavía no tiene cortinas así el gran-gran-gran ventanal de mi cuarto nos había convertido en una atracción en exhibición. Posta, es como estar en una pecera. Posta.
Y me podría haber sentido un pez perfectamente si no hubiera sido por el simple detalle de que me molestaba MUCHO una canilla que goteaba. Aja. Aguita maldita. No había forma de arreglar. Las dos en silencio, mirando el techo, y una gotita maldita que no para de hacer ruido. Tic-tic-tic-tic.
Terrible.
Tuve que pararme a jugar a mc giver: terminé enredando una bombacha cual parche alrededor de la maldita canilla que goteaba. Listo. Chau ruido. Puedo volver  a la cama.
Me volví a acostar. Las dos otra vez en silencio. Nervios. Primera noche. Silencio.
…hasta que escuchamos ruidos.
Venían del living. Nervios. Era obvio que era el viento porque estaban todas las ventanas abiertas pero.. uno no puede evitar querer asegurarse que es el viento.
Ah, claro. Me faltó aclarar que en mi dulce hogar no hay aire. La pecera es más bien un vivero que genera efecto invernadero porque el sol entra por los mega ventanales de vidrio y no hay forma de enfriarlo. Esa noche tampoco había ventilador porque nos había faltado llevarlo. Así que ahí estábamos un poco ahogadas del calor y con todas las ventanas abiertas de par en par. Nos paramos al mismo tiempo y nos fuimos a controlar que efectivamente no hubiera nadie. Cuando constatamos que la casa estaba en orden, respiramos tranquilas.
Me volví a acostar. Las dos otra vez en silencio. Nervios. Primera noche. Silencio.
…hasta que se escuchó el tren.
Ah… sí. Otro detalle. Me faltó aclarar que mi departamento esta ubicado en la calle que bordea la vía. Pero esta vez rompimos en carcajadas y nos dedicamos finalmente a dejar de dar vueltas y dormirnos.
Eran cerca de las doce. Y ahí estábamos durmiendo en nuestra nueva casa.
Prueba superada.

El lunes a las 4.30 am me desperté. Una tremenda boluda. Di vueltas en la cama un rato y a las 5 am cuando el sol había inundado mi cuarto-vidriera-pecera-vivero, decidí salir de la cama.
Me instalé en el living con la compu… y me puse a hacer el inventario del departamento. Este tipo de situaciones son las que a profesionalidad de los distintos terapeutas que me han tratado hasta ahora. ¿A nadie le parece obvio que deberían sacarle la matricula a todo aquel que me analizó y no detectó el nivel de locura que me caracteriza? Horror. A mis 25 años estar instalada a las 5 am haciendo un inventario es una escena que me da un poco de miedo. Sobre todo, cuando la inventaria soy yo. Stress me diagnosticó una amiga. Nervios, dijo mi mamá. Básicamente eufemismos para no hacer tan dura la descripción de mi personalidad psicótica. Pero bue, es lo que hay chicos, habrá que aceptarlo porque no queda otra.

Ese primer día terminó relativamente normal. Mi mamá me confirmó que el temita mudanza le estaba costando mandándome un mensajito de buenos días. Trabajé mucho, me fui al practico y disfrute de una linda comida en mi casa. Comida de despedida. Prueba superada. Sin dudas.

El segundo día de mudada venía relativamente normal: ya tenía sabanas y no hubo despertadas en plena madrugada. Ok. No hay que cantar victoria antes de tiempo. Resulta que a las tres de la tarde se me ocurrió pasar a buscar efectivo (así es… una vez más confirmo que no tengo incorporada la despedida de la tarjeta de crédito de papucho y los dramas de la inflación me están rompiendo los quinotos). Noté que la puerta del lavadero estaba cerrada y, quién sabe porqué, se me ocurrió abrirla.
Not funny. El cuartito de 1x1 que hace de lavadero estaba totalmente inundado porque mi termotanque estaba lloviendo. Así como leen: yo no podía identificar que merda pasaba pero veía que el termotanque chorreaba agua por todos lados.
Panic attack. ¡¡¡Segundo día de departamento y yo ya quería cerrar la puerta y volver a la casa de mamá!!!!
Respiré. Controlate Claricienta.
Saqué el lavarropas y la plancha. Busque un trapo y un balde. Y sequé todo lo mejor posible mientras llamaba a mi papá para que me rescate. Me dio ciertos datos y finalmente 2hs después había logrado solucionar la situación a costa de probar estrategias varias como abrir todas las canillas del departamento (incluida la ducha), apagar todas las tomas de electricidad, desenchufar el termotanque y finalmente, cargar crédito en el celular y llamar a la constructora para que se ocupen. Obvio, en esos momentos te quedas sin crédito.
Y, mucho más obvio, la única estrategia que funcionó fue la de llamar a alguien que sabe.  A mi departamento llegó German, un multiuso maravilloso, que en dos minutos arreglo la canilla que hacia tic-tic.tic, arregló la ventana que no cerraba y arregló el termotanque.
Prueba superada.  
Sin dudas el clishé de la soltera inútil me representa en toda su expresión. La tipa tiene 25 años y es genial para hacer inventarios que no sirven para nada pero ojo con pretender evitar una inundación o hacer panchos. Eso, claramente es otro nivel.
En cualquier momento, me convierto en experta.

1 comentario:

  1. iupiiiiiiiiiiiiiiiiii
    sabes lo que te espere para q sigas c tus cuentos!???! jajajajaja
    besos reina, cando escribas y describas de la misma forma tus claricientadas todo lo lindo que te está dando el depto vamos a coincidir en lo divertido y feliz que es tu momento de newly mudada!!! que sigan las primeras experiencias!!!!! seeeeeeeee!!!!!!

    ResponderEliminar