EL DÍA ANTES DE CUMPLIR 24 AÑOS, ESTANDO SOLTERA Y DESEMPLEADA, DECIDÍ CAMBIAR MI TRADICIONAL SISTEMA DE CATARSIS. YA NO ERA SUFICIENTE LA PSICÓLOGA Y LOS FECAS CON AMIGAS. HABÍA QUE DAR UN PASO MÁS Y EL BLOG SE CONVIRTIÓ EN UN TRIUNFO: DESPUÉS DE MESES (AÑOS?!) DE ESTAR TENTADA, ME ANIMÉ A ENTRAR AL MUNDO. FUE ANIMARME A COMPARTIRLES A TODOS, A PARTIR DE ESTA VENTANA, UN POQUITO DE LA LOCURA DE MI SER. PORQUE, NO VAMOS A NEGARLO, SOY UNA LOCA TOTAL. LOCA LINDA IGUAL ¿EH?, DE LAS QUE DAN GANAS DE QUERER. PERO INDUDABLEMENTE NEURÓTICA.
EL ESPANTO DE SEGUIR CUMPLIENDO AÑOS SE POTENCIA POR LA FALTA DE PAREJA Y EL DESAFÍO DE CONVERTIRME EN UNA VERDADERA MUJER MODERNA: ESTUDIAR, PRODUCIR, TRABAJAR, SALIR, SATISFACER LA MIRADA DEL MUNDO, BRILLAR, DISFRUTAR, ADELGAZAR Y OTROS TANTOS MILES DE VERBOS QUE SE ACUMULAN EN LA LISTITA DE "DEBER SER" GUARDADA EN LA CARTERA.
HOY DECIDO LIBERAR UN POCO DEL CAOS DE MI SER A PARTIR DE LAS PALABRAS PARA VER SI, QUIZÁS ASÍ, DECRECEN LOS NIVELES DE HISTÉRIA Y NEURÓSIS

... Y SI NO FUNCIONA, AL MENOS NOS REÍMOS UN RATO!!!!!

sábado, 28 de mayo de 2011

Soltera suelta en Casamientos

Amamos los casamientos.
Yo y las mil claris que tengo adentro.
Amo las ceremonias: las novias entrando a la iglesia, divinas y nerviosas; el novio que las espera (esta era mi parte preferida antes de ver "27 bodas"... me la arruinaron cuando decidieron transformara en clishé); los anillos, el sermón, los cantos. Todo.
Amo el tema de arreglarse: los vestidos, los peinados, los hombres de traje.
y después.. amo la fiesta. Sin lugar a dudas. La idea de festejar el amor, de rodearse de amigos, de tener buena onda. Comida y alcohol gratis para todo el mundo. Cotillón y carnaval Carioca. Todo me encanta.
La gente está linda, contenta, divertida. Todos somos amigos de todos, se baila hasta las mil, se salta, se disfruta. Una genialidad.
¿Qué puede ser mejor?

El sábado pasado fue el casamiento de mi primo. Después de la convivencia en el crucero toda la familia está más cerca que nunca y la relación con mi primo y su futura esposa estaba en su mejor momento. Mucha compartida, mucho querer acompañarlos en el último tiempo de soltería. Los días previos habían implicado salir a comprar algo decente para usar. Bah... decente. Justo, justo, justo decente no era. Terminé adquiriendo un mini vestido de animal print. Straples lo que implicó mandarlo a la costurera para que le agregue breteles. Teniendo en cuenta por un lado, las dimensiones de mi pechera y por el otro, el temita saltar toda la noche, era necesario reforzar la protección. Unos bretelitos divinos fueron incorporados para después de comer. La soltera estaba lista para la guerra.
A las 15.30 empezamos el proceso de embellecimiento: ducha, peinado y maquillaje. Vestido, tacos, abrigo. Todos listos y arriba del auto a las 17.50hs. La novia entraba a las 18.30 y cuando se abrió la puerta nos encontró a mi hermana y a mi paraditas al lado del altar mirando emocionadas.
Ah sí, hay que hablar el tema de la emoción. Básicamente se simplifica a admitir que lloro en todos los casamientos. Todos. Me largo a llorar y me paso la ceremonia moqueando. Que la novia, que el amor, que Dios, que la comunidad siendo testigo. Todo me da lagrimas. Soy un papelón porque, si la que se casa es tu hermana o tu mejor amiga vaya y pase pero si la que se casa es la-ex-compañera-de-trabajo-de-tu-tía yyyyyyyy... uno esta medio fuera de lugar con el show del llanto. Por suerte siendo la prima no quedaba tan desubicado mi llanto así que moquié de lo lindo.
Después saludar en el atrio y volar al salón para llegar... ¡a la comida!
Estoy convencida de que los casorios son un terrible derroche de comida. Es casi inmoral. La bandejeada de la entrada es cada vez más completa y ya no se trata de dos o tres empanaditas sino que hay islas con comida que en mi cabeza son sin lugar a dudas, plato principal: tacos, locro, ñoquis, etc. En fin, en ese momento lo único que importa es devorar así que me dedico a atacar como si nunca hubiera comido en mi vida. Lo genial de ser una asidua presencia en casorios es que uno va aprendiendo de los distintos caterings entonces apenas se pisa el salón ya se puede prever que será el menú y aparecen misiones fundamentales como "ir a buscar la isla de revuelto gramajo que es riquisima" o "buscar la bandeja que reparte unos mini brochettes excelentes de carne y verduras"
En fin. El sábado comí de lo lindo.
En sentido amplio.
Y en este tema me voy a explayar
Recapitulando lo dicho, yo era la prima soltera en un mini vestido de Animal Print. No hay mucho más para agregar. La gordita con curvas estaba más de moda que nadie. No tanto porque mereciera la atención gracias a mis atributos pero más bien por la falta de opciones del menú. Era un casorio de veintilargos lo que significa muchos amigos casados. Los novios son de los últimos en casarse en sus respectivos grupos de amigos y los solteros invitados estaban bien cotizados. Yo era una de ellas. No solo por ser soltera, no solo por el tremendo escote o la poca tela del vestido sino sobre todo por mi incapacidad de pasar desapercibida.
Hago una pequeña aclaración: en los casamientos me descontrolo. Me copo. Me saco. Me potencio. Bailo y salto como si fuera mi hermana la que se está casando. Ni que hablar si efectivamente alguien cercano es el que se casa. La realidad es que cuanto más importante es uno entre los invitados, más divertido es todo. ¿Un tema de Ego dicen?! Claramente. En este, yo era la prima. Una de las miles de millones que había porque los novios tienen familias gigantes. Pero, mágicamente, logré sentirme la única prima. Bah, una de las dos. Éramos mi hermana y yo. Mi compañera de baile durante la noche. Perdón, me corrijo: compañera de salto.
Nos pasamos la noche saltando. Metidas en el pogo, agitando a los novios, a los familiares, a los amigos. Saltando sin parar cual canción de “King Africa”.
Entre tanto salto, era imposible pasar desapercibida. A mi hermana y a mí nos levantaron por los aires y, cuando descubrí lo divertido que es bailar mirando a todos desde arriba, pasé a instalarme arriba del parlante y disfrutar de la atención. Un verdadero derroche de ego. La prima soltera estaba descontrolada una vez más.
Y, obvio, apareció un soltero.
Era inevitable. Sin conocer la lista de candidatos disponibles, mi cuerpo lo estaba llamando con cada movimiento. No vamos a decir que yo estaba regalada porque suena feo pero… había que cerrar lo que venía siendo una buena noche con una buena conquista.
Él era el testigo del civil. Ósea, el mejor amigo del novio.
Ósea, el mejor amigo de mi primo.

Estaba soltero desde noviembre y ya me habían adelantado que era un buen candidato. Probablemente a él le dijeron lo mismo de mí (la parte de soltera. No creo que exista nadie cuerdo que pueda decir que yo soy buena candidata). No me cabe duda que hubo algún tipo de research previo. Si hubiéramos podido, hubiéramos pedido CV pero mi super idea todavía no llegó a implementarse así que por ahora, nos quedamos en los interrogatorios generalizados.
Bailábamos. Cerca. Dos o tres veces cruzamos miradas. En algún momento, no sé bien como, terminamos bailando juntos. Muy juntos. Cuando estaba todo dicho él (o yo, a quien le importa?) dijo de ir a la barra a buscar algo para tomar. “Agua para mí, no doy más del calor.” Literalidad al mango. Ahí nomás, sin necesidad de chamullar, de buscar excusas o de formalizar lo que se venía, me encontré en pleno beso. Sin separarnos de la boca del otro nos fuimos moviendo hasta terminar contra una pared un poco más alejada. La barra no era el mejor lugar para andar derrochando cariño, partiendo de la base que toda mi familia estaba dando vueltas por ahí. Digamos que mis padres festejan mis logros pero este tipo de conquistas no son de su predilección.
Traspirados, despeinados y desalineados como estábamos nos enroscamos entre besos y caricias sutiles porque, a fin de cuentas, el público posible estaba conformado por todos conocidos y tampoco era cuestión de hacer un espectáculo. (Claramente, un show de lágrimas esta aceptado, un show de otro tipo de desbordes, no). A cada rato nos tentaba más volver a bailar porque veíamos como los que quedaban todavía en la pista la estaban pasando genial. Asi que interrumpíamos un rato para seguir saltando y después volvíamos a encontrarnos. Él sabía que yo era la prima. Yo sabía que él era el mejor amigo. No hacían más datos o mayor introducción.
A eso de las 5.30 mis pies dieron por terminada la función. Me latían agotados después de haber tenido que soportar los 10 cm de taco que tenían mis zapatos. No daba más. Hice un esfuerzo titanico por bailar las últimas canciones, por estar en la última foto y durar hasta que se prenda la luz.
"¿Vamos? Te llevo
", me dijo.
"Vamos" le contesté.
Subimos al auto y comentamos el casorio. De repente un silencio.
Me mira y me da la mano derecha: "Ah, soy Ale. Mucho gusto"
Me reí.
Claro, nunca nos habíamos dicho los nombres. Sabiamos los apellidos mutuamente pero nos habíamos salteado la presentación. Me presenté y, ya que estabamos, le dije "Igual, aunque no sabia como te llamabas, yo se quien sos: conozco a tu hermano" aclaré, como para que no crea que yo me dedico a chapar con extraños en cuanta fiesta me inviten.
-"Ya se, ya nos conocemos" me dijo. Y asi como quien dice algo sin importancia agregó: -"Cantamos juntos en un entierro, te acordas?"-
No! no me acordaba! Horror! ¿Vos estabas ahi?!
A la gente normal le pasa que cuando uno conoce a alguien busca puntos de encuentro y aparecen fiestas o programas comunes (Tipo: vos estabas en punta en enero? Yo tambi{en, que loco!") A mi, en cambio, me pasa que el encuentro se da en entierros..
Resulta que hace un par de años un amigo de mi primo adorado tuvo un accidente en la ruta y, aunque yo no conocía al muerto, fui al entierro para acompañarlo a él. Una vez ahi, mi tia se acercó y nos dijo a mi hermana y a mi: "Necesitan gente que acompañe al Coro. Ustedes saben las canciones de misa, no es cierto?"
y sí. es cierto.
A esta altura de la vida ¿quién más sabe canciones de misa? Y ahí partimos el duo dinamico siguiendo las guitarras para acompañar durante el entierro con nuestras gargantas. ¿El temita afinación? Bien, gracias. Solo sabiamos canciones, nadie pregunto si sabiamos cantar.
Resulta que mi conquista de la noche había estado a la par nuestra ese día. Papelón, porque el tipo sí sabe cantar y, justamente, se dedica a cantar canciones de misa con una banda.
En fin, ya estabamos jugados. Le expliqué como había terminado cantando ahi tratando de lograr que se olvidara de mil gritos y pasara a concentrarse en que el fin de mi accionar era una buena accion y no una simple negacion de mi falta de talento.
No se si funcionó. Por lo menos nos reímos de la coincidencia. Vamos a ser sinceros, a uno no le pasa todos los días de chapar con desconocidos que resultan conocidos porque nos une un entierro.
Llegamos a casa hablando de pavadas.
-"¿Seguimos la próxima?- me preguntó.
Obvio que sí.

Internamente le agradecí a mi mini vestido animal print. Sintiendome un poco felina, podemos decir que logré cazar.
La presa de la noche se convirtió en candidato.

3 comentarios:

  1. Genia!!! me mató el dato que canta canciones de misa en una banda. Le podemos poner "El cantor"?

    ResponderEliminar
  2. Gracias por el cuento clara!!! Me alegraste la tarde!

    ResponderEliminar
  3. jajajaj el cantor es horribleeeeee!
    ¿te parece si vamos con el cantante que tiene un poco más de onda?

    claramente el cuento es más gracioso cuando uno fue testigo de mi desempeño en casamientos, no es cierto?

    ResponderEliminar